El verano pasado, Agustín Canzani nos abrió las puertas de la Fundación Líber Seregni, a eso de las nueve de la mañana de un lunes. Estuvimos conversando sobre los nuevos desafíos de la comunicación política en Uruguay para las próximas elecciones de 2014. Canzani repasó anécdotas de su trabajo en América Latina, habló de la calidad de los medios de información en nuestro país, recordó la década del setenta y volvió sobre los elementos a tener en cuenta para las próximas elecciones.
¿Cómo comenzó a contactarte con la Comunicación de Gobierno?
El vínculo originario probablemente viene del trabajo de los temas vinculados a la opinión pública. Cuando uno trabaja en esos temas, vos podes focalizarte más que nada en el análisis de una situación y sus causas o podés involucrarte ya en una etapa de algo diferente, que es el trabajar en el desarrollo de programas o políticas que tienen que ver con la comunicación. Probablemente a lo largo de los años en los que yo fui desarrollando esa actividad fui haciendo una cierta experiencia que me dio la posibilidad de ir pasando de esta primera fase a esta segunda. Quizás durante los primeros diez años me concentré más en el análisis de las situaciones concretas, que mostraban los indicadores de OP y después fui evolucionando hacia la discusión de cuáles son las alternativas de comunicación hacia la población o los usuarios, según el tipo de organización. Creo que el hecho de haber empezado a tener cierto vínculo con algunas organizaciones o personas que estaban en cargos de gobierno tuvo que ver en eso. Te llamaban para discutir esas estrategias, a la luz de indicadores de opinión pública.
¿Cómo se fue desarrollando esa relación entre diagnóstico y elaboración de una estrategia?
Uno parte de la idea de que cualquier organización o persona pública siempre tiene una imagen. Esa imagen se construye por una multiplicidad de factores y esos factores pueden variar según el tipo de sociedad, la coyuntura económica, social y política, las características de las personas, las características de las organizaciones a las que pertenecen o de quienes las lideran. A lo largo del tiempo yo fui introduciéndome cada vez más en esta segunda dimensión en algunos casos en temas que tenían que ver con campañas electorales y en otros con la construcción de la imagen pública de organizaciones o personas.
¿Qué campañas recuerda en ese trabajo?
Mi participación más activa comenzó de manera más clara en 2004, en la campaña del Frente Amplio y después claramente se orientó más a esta segunda dimensión.
Hace unos meses estuvo trabajando en El Salvador
Yo trabajaba por encargo del Banco Mundial, en el apoyo de la generación de planes estratégicos de los gobiernos en el caso paraguayo y salvadoreño. Son dos gobiernos de signo progresista que acceden al poder en momentos de cambio en las estructuras de las preferencias electorales y se encuentran también con un déficit en la comunicación institucional y pública. Más allá de que son procesos diferentes, tanto en Paraguay como en El Salvador se plantearon trabajar en el desarrollo de los medios públicos, entendidos como medios que no son aparatos propagandísticos al servicio del gobierno sino que enriquecen la estructura de medios que está presente en cada uno de la sociedad y buscan establecer procesos de creación o desarrollo de medios públicos, radios, diarios, televisión incluso agencias de noticias, como una colaboración a la generación del pluralismo en la información y en el debate público.
Mi rol ahí ha sido más que nada, la generación de una estrategia de comunicación por resultados. Con los equipos de las secretarías de comunicaciones trabajar en el diseño de una estrategia que plantea metas y que trata de aprender en ese proceso.
¿Cuáles eran los cambios que precisaban esos gobiernos?
En general, buena parte de los países en los que hay cambio de gobierno de signo progresista en AL encuentran una estructura de medios concentrada y muchas veces sienten que no refleja adecuadamente ni la agenda del gobierno, ni genera una contribución plural al debate público. En los dos procesos hay un intento de agregar una voz más en el debate público. Me parece muy relevante que en los dos casos hubo un interés muy marcado en que sea en un formato institucional bajo el cual los medios públicos no son algo absolutamente controlado por el gobierno de turno sino que vayan desarrollando mecanismos que le den cierto grado de independencia, porque de alguna manera se considera que son una herramienta de la sociedad. Esa intención implica un proceso complejo, porque hay que construir institucionalidad en el manejo de esas organizaciones, me parece que es un elemento bien importante, que tiende a reconocer que en una sociedad cualquiera hay medios privados comerciales cuyo espacio se reconoce, que hay medios públicos que deben ser manejados con criterios de alguna manera no dependiente totalmente del signo político del gobierno de turno y que hay medios sociales y comunitarios que en general no tienen una finalidad de lucro económico que reflejan otro tipo de intereses y a los cuales se intenta fortalecer y asegurarles espacio definiéndolos institucionalmente, como pasa con las radios comunitarias. Esta es una realidad importante en algunos países, en las zonas rurales del Paraguay o en pequeños pueblos salvadoreños.
¿Qué tan fácil es hacer entender que no se trata de una recopilación de noticias bonitas sobre la gestión del gobierno?
En los gobiernos que yo he trabajado ya había una decisión política de ir por el camino de medios públicos institucionalizados. En algunos casos creando medios públicos como es el caso de la televisión en Paraguay y en otros casos readecuando medios que eran prácticamente marginales o propagandísticos del gobierno a esta función de medios públicos, pero esto no se decreta, requiere de legislación pero también de una construcción de prácticas formativas y hasta editoriales que tienen que ser construidas paulatinamente. Ahí siempre hay una tensión presente porque de alguna manera las personas que forman parte de los partidos que están en el gobierno pueden preguntarse con toda razonabilidad ¿Por qué debo ser yo el que tiene que renunciar a esta herramienta de propaganda?
Ahí lo que hay es una apuesta de más largo plazo. Es importante que en una sociedad democrática haya mecanismos plurales de información, entretenimiento y opinión y si se cree en esa función de los medios de comunicación hay que avanzar en ese camino, aunque suponga para mí la pérdida de una oportunidad de utilizar bajo la modalidad propagandística los medios que estaban en manos del Estado. Ese proceso tiene algunos antecedentes históricos y ejemplos bien importantes, como la BBC de Londres o la televisión y la radio pública de Alemania, que se financia incluso a través de la propia estructura impositiva. Mirados en perspectiva, han contribuido al pluralismo informativo en esa sociedad.
Probablemente su origen obedece a otras razones históricas. Buena parte de AL se está reconsiderando como una forma de equilibrar una estructura que estaba muy volcada a la existencia de medios privados comerciales que en muchos casos generan un perfil informativo y orientan el debate público hacia determinadas áreas que no siempre aseguran la pluralidad de opiniones o de visiones. Cuando digo esto, no me refiero sólo a orientaciones políticas, también tiene que ver con el reflejo de grupos sociales, regionales y en ese sentido en muchos países de AL hay una reivindicación interesante de un espacio en los medios de comunicación para esa visión multifacética de la sociedad. Es una cuestión que está presente.
Como persona que he trabajado en análisis de opinión pública y en comunicación de gobierno, creo que es un elemento bien importante, más allá de que sea discutible cuánto los medios de comunicación influyen en la conformación de las actitudes y las opiniones; probablemente depende de cada país, su estructura política, su estructura de medios, sus características educativas, sociales y económicas.
¿Qué pasa en Uruguay? Uno ve claramente medios que responden a influencias y reflejan visiones comerciales y socioculturales.
En Uruguay lo que tenemos -al igual que ocurre en la mayor parte de AL- una estructura de medios que muestra bastante nivel de concentración, incluso con el paso del tiempo en muchos países el nivel de concentración avanza hacia ciertos sectores de la economía porque los medios de comunicación se vinculan con las empresas de telecomunicaciones. En el caso uruguayo, es evidente que la propiedad de los tres canales abiertos de Montevideo y los tres grandes operadores de cable determinan una concentración muy fuerte en el caso de la televisión. Eso es un fenómeno que la legislación y la práctica uruguaya debe ver. En los últimos tiempos ha habido un intento de reflotar la televisión y la radio pública con resultados todavía modestos. Ese es un desafío muy grande porque un medio de comunicación se transforma en una voz importante cuando tiene audiencia. Y esto todavía es un déficit en los medios públicos uruguayos y adicionalmente-quizás sería un tema para discutir en Uruguay- el grado en el cual uno puede establecer mecanismos institucionales que le den cierto nivel de independencia y cierta participación a la sociedad civil. Lo que tiene Uruguay hoy es que incorpora persona de partidos que no están en el gobierno a los directorios que regulan en última instancia a los medios de comunicación. En muchos países se está pensando en directorios de esos medios públicos con participación de la sociedad civil, de la academia, ese es un modelo en el que también podría pensarse.
¿Cree que ha habido un proceso de homogenización de los contenidos en los últimos años?
No he estudiado tanto el tema. Da la impresión de que la producción sobre todo en el caso de la televisión requiere muchos recursos y eso implica que para producir tenés que tener escala en términos de difusión, mercados relativamente grandes. En ese sentido los horarios de la televisión uruguaya -más allá de los noticieros que son producción nacional- son producciones importadas, ese es un desafío para un país pequeño y eso implica no sólo la disponibilidad de recursos para producir sino también el desarrollo de cadenas de producción para que vos puedas tener técnicos, actores y todo lo que implica hacer productos de calidad y que también resulten atractivos. La regularización del servicio de televisión digital y el pago de un canon por parte de quienes van a explotar comercialmente esas frecuencias me parece que es un punto interesante hacia adelante para el desarrollo de una cadena de producción nacional. Uruguay por su tamaño y por su escala siempre va a estar muy presionado porque nuestros vecinos son potencias. Y por otra parte, yo no soy contrario a que vengan productos audiovisuales de otros países, me parece que forma parte de la lógica de inserción en el mundo y de una cultura uruguaya que es abierta. A mí como televidente me gustaría tener una agenda informativa un poco más variada, en algunos casos un incremento del rigor profesional en la noticia, pero creo que en la radio también hay cosas muy originales, veo una generación relativamente nueva que está en la radio, que conduce, que hace periodismo. Si uno mira, buena parte de las radios que tienen más audiencias en Uruguay están en manos de gente que tiene menos de 40 años y eso es un cambio. No ocurre lo mismo en los informativos de TV.
¿Cree que hay un deterioro en la agenda informativa, en cuanto a la diversidad de oferta?
Yo viajo bastante por AL no me parece que los noticieros uruguayos sean mejores o peores que los que uno ve en otros países de AL. Eso no quiere decir que no puedan mejorar. Ahí los campos quizás son bien diferentes en cada una de las áreas. A mí los noticieros me resultan extremadamente largos. Si uno quiere escuchar determinadas cosas, está obligado a estar todo ese tiempo delante del televisor, me parece que el desarrollo de las crónicas, y un mejor montaje podrían mejorar para que fueran más sintéticos, lo digo como televidente.
¿Qué desafíos plantean las nuevas herramientas de comunicación para las elecciones de 2014?
Como cualquier cosa en que está la tecnología, la comunicación va variando con el tiempo. Si uno se pone a pensar todo indica que la primera elección con un fuerte impacto de la televisión fue la elección del año 50. Después ya la mayor parte creció con la televisión como un gran protagonista de la campaña. Eso permite que haya trayectorias políticas que se desarrollan en tiempos mucho más cortos. A Luis Alberto de Herrera le llevó años hacerse conocido en el país, subido a un tren, a un ómnibus. A su nieto le costó bastante menos, porque había una tecnología de comunicación que hace que uno pueda ser conocido en tiempos muy cortos respecto a lo que era históricamente necesario. Casos como los de Alberto Volonté, que en un periodo corto de tiempo se hace notorio respecto a la opinión pública. Me parece que ciertos cambios en las tecnologías, que implican cambios en la comunicación, hacen que los protagonistas políticos puedan cobrar notoriedad en períodos relativamente cortos de tiempo. Ha habido un cambio y parte de ese cambio es que en los últimos años la televisión viene perdiendo protagonismo. Hace 15 o 20 años, en 70% de la gente del área metropolitana estaba mirando el noticiero, hoy eso no llega al 40% y a veces puede bajar. Un programa que rompe los records de rating hoy está en 15 puntos y antes podíamos tener 25 puntos. Hay una dispersión que tiene que ver con la variedad de la oferta que implica el ingreso de la televisión por cable y también el acceso a la información casi en tiempo real que hace que lo que vos vas a ver en el noticiero a veces es algo que ya es un fiambre, por decirlo de alguna manera. Fenómenos como Twitter aumentan la velocidad de circulación de la noticia y nosotros tenemos una cantidad de mecanismos que nos permiten seguir ese desarrollo en tiempo real, hasta los propios celulares. Mi impresión es que el ciclo de la noticia acontece más rápidamente, es mucho más corto y por lo tanto hay una adecuación de las campañas electorales a una dinámica que tiene estas características. Los desafíos para los partidos políticos es cómo empiezan a usar estas nuevas tecnologías, que también son tecnologías segmentadas. Twitter es más importante como difusor de información para los periodistas que para la gente, las personas que se enteran a través de Twitter son muy poquitas. No son mecanismos de comunicación masiva hoy, son mecanismos que ayudan a difundir la información. Un cambio relevante desde hace tiempo ya, son los celulares una parte importante de la información que antes se transmitía boca a boca, hoy se traslada por celular, es un cambio fabuloso. A veces conversamos con los compañeros. Cuando se creó el Frente Amplio en el 71, la población que tenía teléfono en la casa era más o menos el 30% de la población. Buena parte del contacto había que hacerlo cara a cara. Hoy todos tenemos el teléfono en el bolsillo, los mecanismos de contacto van variando. Creo que una cantidad de cambios tecnológicos tienen un impacto importante y diferencial según las generaciones, en el caso de los jóvenes tienen una pauta de relacionamiento y sociabilidad que es totalmente distinta. Aprender como funcionan esos mecanismos es un desafío fundamental en cualquier campaña electoral.
¿Cuales son los riesgos de desconocer esos mecanismos?
Si no se usan las nuevas tecnología de la comunicación se está desperdiciando una oportunidad y se está alejando gente que se comunica a través de esas redes. A mi me tocó, por razones un poco de casualidad, ser de las primeras personas que acá en Uruguay tenía tarjeta de cajero y algunas veces depositaba dinero en el cajero y la mayor parte de la gente con la que interactuaba me decía que eso era una locura y de esto hará unos 15 años. También implica el desarrollo de procedimientos que aseguren la garantía de esos procesos. Es necesario discutir la concepción de la comunicación Es importante discutir la concepción de la comunicación, muchas veces nos quedamos en la discusión de las herramientas y las herramientas son el resultado de la comunicación que vos querés. Parto de la base que cualquier fuerza política lo que quiere es lograr sus objetivos y para lograr sus objetivos, tener una comunicación adecuada con sus electores, con sus militantes pero también con el público en general, hoy implica abrirse a formatos y herramientas de comunicación que son bastante más que las tradicionales si sólo te quedas con los tradicionales vas a estar perdiendo una proporción importantísima de público. Yo tiendo pensar de que una de las cosas que puede ser importante en el futuro y la campaña de Obama así lo demostró es el uso de las tecnologías para objetivos tales como el financiamiento de la campaña. Una de las grandes herramientas de financiamiento y de involucramiento es la posibilidad de donar fondos a través de internet o a través de una tarjeta de crédito, o de débito.
Los partidos políticos son cocientes de que tiene una proporción de personas que son dirigentes y militantes y una proporción de votantes que es mucho más. Cuando se fundó el FA era un partido pequeño y una porción muy grande sus votantes eran militantes, pero cuando vos sos un partido grande es imposible eso. En la medida en que las organizaciones crecen la proporción de personas fuertemente involucradas en la toma de decisiones es más pequeña. Las comparaciones que a veces se hacen con el año 71 a veces son poco razonables. Yo no estoy de acuerdo con que el FA no maneja bien los medios de comunicación, ha tenido líderes que los manejan muy bien, Tabaré Vázquez y Mujica no se explican sin la televisión y sin su capacidad de manejar esa herramienta que es la televisión. Han sido sumamente eficaces en eso. No es solamente el hecho de que una persona tenga pinta, es que logre una forma de manejar ese mecanismo de comunicación. Creo que tanto Mujica como Vázquez no son buenos oradores, si vos los ves en un acto público, ha habido oradores en la política uruguaya muchísimo mejores. Sin embargo son tipos muy eficaces.
Esa cuestión tiene mucho que ver con la capacidad de comunicar tus ideas y llevarlas adelante. Es un desafío grande, tiene que ver con la estructura de comunicación. En el año 2002 yo estuve trabajando en las elecciones en Bolivia, cuando ganó Sánchez de Lozada. En Bolivia cuando el presidente no llegaba al 50%, el Congreso elegía entre los dos más votados. Evo venía cuarto y venía otro candidato primero. Diez días antes de la elección el embajador norteamericano dice que Evo es el candidato del narcotráfico, y eso le genera una corriente de adhesión brutal y terminó quedando segundo. Eso lo explica la televisión, el tipo hizo una declaración en La Paz. Yo estaba en los estudios de televisión en ese momento y la conductora que lo entrevistaba le decía bueno a qué atribuye este éxito y él le respondió. ´Bueno no cualquiera puede tener de Jefe de campaña al embajador norteamericano´.