El publicista y estratega político Esteban Valenti habló con Revista Martes sobre su nueva novela, el estado del mundo actual, el Frente Amplio y la figura de Tabaré Vázquez. Por Agustín Zabala
Augusto. El que cambió el mundo actual (Sudamericana, 2020), es la nueva novela del publicista, periodista y dirigente político Esteban Valenti, en la que el autor repasa los principales problemas de nuestra época, desde el avance imparable de las tecnologías de la información hasta estos últimos días de pandemia. No es una novela histórica, repite el autor cuando Revista Martes le pide que hable sobre ella, y da pie a una extensa charla sobre el estado del mundo actual.
Valenti habla de su nueva creación, del viraje de la fuerza de trabajo hacia una acumulación que hacen las empresas y los Estados de la información sobre gustos y personalidades de los humanos, hasta el proceso de autocrítica que inició el Frente Amplio y su visión del gobierno de Luis Lacalle Pou.
¿Cuál es el mundo que intentó retratar en la novela? Parece un mundo caótico.
En alguna cosas parece caótico, en otras es organizado de acuerdo a un diseño. Todo lo que es información en el libro es real. Todo es desarrollo de cosas que existen. A mí me lleva a investigar, comprobar, que es lo más difícil que hacer porque hay mucha información en las redes. Hay que confirmar. Ese mundo está organizado para que parezca como una desgracia organizada, pero está organizado de manera bastante planificada por parte de los grandes poderes. La contaminación es parte de un cálculo en cuanto beneficio, ganancia y costo que se aplica en los grandes países. Es un libro que logra ver el avance de la tecnología y su relación con el conocimiento humano. La pandemia demostró las limitaciones del conocimiento humano, pero al ver resuelto una vacuna en menos de un año, es algo que solo el ser humano puede hacer. Estamos aprobando una vacuna en menos de un año. Se murió Maradona, y qué es lo que Maradona expresa, más allá de que caiga bien o mal. Expresa que un juego como el futbol, que puede ser matado con la tecnología, el ingenio humano es insustituible. La máquina puede matar la astucia, la audacia. Alguna de esas virtudes del mundo, de los defectos, son parte de la genialidad del mundo, sino es una técnica. El partido del 1986, con un gol que es el mejor gol que he visto en un mundial, un tipo que cometió un gesto antideportivo, pero que vengó con ambos goles la humillación de las guerras de las Malvinas. Eso es lo humano. El VAR te liquida todo. Es una basura. Y lo dice alguien que escribió un libro sobre tecnología
¿Cómo juega la concentración de la información en este mundo? ¿En manos equivocadas es un problema?
La concentración de información privada en cualquier mano es en manos equivocadas. Concentra tus gustos, tendencias, le da la capacidad de que quien tenga esos datos de pueda influir en millones de personas en temas que no son solo comerciales. Somos la mercancía y la mano de obra. Aparentemente es gratuita, pero eso no es lo importante. Cada vez que usamos las redes, estamos creando una mercancía de un altísimo valor, porque esos datos se pueden procesar. La concentración de información es un millón de veces mayor que antes. Es información interpretable, personalidades, tendencia, gustos, opiniones religiosas, políticas, culturales. Eso concentrado es lo peor que le puede pasar a la humanidad. A mí me interesa la posibilidad de usar WhatsApp, de tener acceso a Wikipedia, pero porqué simultáneamente me tengo que convertir en un ciervo.
Las empresas de tecnología son las que generan valor, no a partir del trabajo humano, sino de cuánto le pueden sacar a los seres humanos de valor sin emplearlo.
¿Qué buscó con el personaje Augusto?
Lo que busca Augusto, incluso hasta por el nombre, es un paralelismo lejano y absolutamente imposible con el más grande emperador de Roma. Tuve que ponerle la bajada, el mundo que cambió el mundo actual, porque podía ser tomado como un libro histórico. El paralelismo está dado con ese criterio de ocupación de supremacía y de mentira, porque Augusto en la fundación de Roma ve que hay zonas enteras que lo que único que emerge es lo brillante. Fue el mejor marketinero profesional de esa parte de la historia. Habían monumentos de Augusto en todo el Imperio romano, estaba joven, con todos los dientes, cuando ya era un viejo.
En la novela llega hasta la pandemia del coronavirus, ¿cree que vaya a haber un giro en el orden del mundo después de esto?
Lo único que hace girar el orden del mundo son los seres humanos, que lo asumen como tal. No hay combinaciones. Está cambiando el mundo. Cuando efectivamente se termine esto vamos a ver. No soy un futurista, pero hay tendencias. Es notorio que vamos a tener que asumir que hay problemas que sino los afrontamos nos complica al borde de la extinción. Hay imbéciles que pueden hacer mucho daño a sus pueblos, como Trump y Bolsonaro. El poder político no puede ponerle el ‘pero’ a la realidad. El epilogo más grande es que esta pandemia demostró la decadencia del mundo. El siglo catorce fue un gran siglo, con pandemias, cambios climáticos. Después de esos vino el Quatrocento, un resurgimiento que se reconoce por su parte estética, arquitectónica, sobre todo italiano y florentino, pero también fue la época de Maquiavelo, de grandes pensadores de la forma política. ¿Tu ves algo de eso en el horizonte? Yo no lo veo. Sí veo grandes peligros: la concentración inmoral y peligrosísima a de la información en muy pocas manos, por encima de los Estados. El peligro del cambio climático, porque ahí no hay vacunas. Sí veo el tema de las guerras permanentemente, que ya las vemos como cosas naturales. La pandemia nos puede poner a los seres huangos ante la alternativa de que hay que reaccionar. Las cosas no suceden como maldición, son producto de nuestras decisiones.
Le llevo a la política nacional: ¿Cómo observa el proceso de autocrítica que inició el Frente Amplio?
La autocrítica hay que hacerla antes para evitar que se transforme en una tragedia. Lo peor que le pasó al Frente Amplio es que desterró la autocrítica de su propia identidad. Eso fue la izquierda: cuestionar críticamente coas que eran incuestionables. La asamblea general de la revolución francesa pudo cuestionar a que el Dios de esa época, Luis, no era infalible. Esa es el origen de la izquierda, los que estaban sentados a la izquierda. Empezó por eso y llegó a cuestionar a la monarquía. Si naciste de eso, y te quedaste a interrogar sobre la revolución industrial, la acumulación de capital, el trabajo y te propusiste revolucionario, un día decidiste abandonar a la herramienta que te guió. ¿La abandonaste ahora? No. La abandonaste mucho antes, después de la revolución de octubre, después de los asesinados de Stalin. Así se cayó el socialismo real. Me importa un pito. Nosotros la perdimos. La izquierda en el Uruguay fue capaz, en su peor momento de la historia, cuando se caía el muro de Berlín, cuando la mitad de la izquierda se iba, se perdía el voto verde, de buscar una salida: una persona que sintetizara toda la incapacidad programática que teníamos: Tabaré Vázquez. Tabaré Fue eso.
Nos aferramos a las debilidades de todos. Después seguimos siendo críticos. Llegamos al poder, fuimos críticos en algunas cosas. Después el poder se lo devoró. No es cierto que el poder se devora todo, ese es el argumento de los débiles, de los derechistas, lo que dicen que el poder justifica cualquier cosa. El poder es una herramienta, que la podes agarrar de la parte correcta o incorrecta. Nos pasó que fuimos poco a poco transformándonos en prisioneros de ese sillón. No está siendo ahora la autocrítica.
Escucho los discursos de los cien años del PCU, y me dan ganas de llorar. Yo no me arrepiento de lo que he hecho. Lo que hice lo he pagado, pero me acuerdo que había líneas políticas. ¿Cuál es la línea política de la izquierda? ¿Ponerse a discutir quién va a ser candidato al 2024? ¿Sacar a relucir a personajes que deberían estar escondidos abajo del Palacio Salvo? ¿Esa es la línea política? ¿Cuál es, dónde está? Cuando la política se transforma en eso se pierde.
¿Cómo evalúa al gobierno de Lacalle Pou?
Estoy en contra de dividir la cosas en dos planos. La política de un gobierno es el conjunto de sus acciones. En este caso tiene una excepcionalidad brutal, que es la pandemia. En cuanto a lo global, lo evalúo mejor de lo que esperaba. Es un gobierno diferente, de otra orientación, no por maldad sino por concepción, cree que los caminos para desarrollar el país son diferentes a los de la izquierda.
No es el mismo gobierno que los gobiernos anteriores de los partidos tradicionales. Reaccionó con más energía, pero no quiere decir que tenga yo no tenga diferencias importantes. El Frente actual, la única manera que tiene para definirse, es cómo logra diferenciarse del gobierno. Eso no resuelve nada. Desde el punto de vista hablan los resultados, aun ahora que estamos en un momento muy complicado. El gobierno se ganó a pulso una gran capacidad de comunicación, pero falta una cosa muy importante: al principio había un miedo natural, el miedo de la ignorancia que no sabíamos que era. Ese miedo, producto de tres cosas, se fue perdiendo: primero, cuando vos convivís con un cocodrilo con nueve meses, y lo toreas, al final el cocodrilo es parte de tu vida. Segundo factor: se habla de la vacuna todos los días, y ahora se está aplicando. Tercero: el hartazgo. Sobre todo determinadas generaciones, que están hartas.
Creo que el gobierno va a tener que hacer cosas más enérgicas, además de la comunicación, que fue muy buena, como el GACH, a pesar del miserable que salió ahora a sembrar sospechas. Ramón Méndez no debe haber hecho ni de boyscout de honorario. Ni el proyecto de 18 de Julio, ese mamarracho, la campaña de Martínez, ni cerca de ser honorario.
Por otra parte, la política económica, sintetiza la base sobre la que se asienta todas las demás políticas, no es la nuestra. Ya me saqué la costumbre de que los otro hacen las cosa por maldad. Lo hacen porque tienen una visión liberal que dice que activando mecanismo privados, reduciendo el papel del Estado se pueden alcanzar objetivos de desarrollo mejores, que con otros mecanismos. La izquierda debe reeplantearse el papel del Estado… Hay que cambiar todo el tema de la propiedad, apostar a las cooperativas, a la economía circular. No es todo Estado o todo privado, en el medio hay muchas cosas. No le deseo mal a nadie, pero tengo 72 años y me queda un gobierno y a lo sumo otro, y tengo catorce nietos y una bisnieta. No quiero que le vaya mal a nadie. Quiero que el Uruguay sea una maravilla.
Sigo con atención al gobierno, lo veo activo, comunicándose con la gente, haciendo política. Me preocupa que nosotros, la izquierda, no está analizando la raíz de los problemas. Está ahí a la papada esperando que le caiga el sillón del poder de nuevo encima.
Aclaración: esta entrevista fue realizada dos días antes del fallecimiento del ex presidente Tabaré Vázquez. Como creímos necesario que el entrevistado pudiera aportar su visión sobre la figura del ex mandatario, lo volvimos a consultar: «Somos mas pequeños y modestos, pero hubo y hay un sueño uruguayo. Que un niño nacido en un hogar muy humilde, de gente trabajadora llegue a ser un gran medico, y dos veces presidente de la república es la mejor demostración de lo que fue nuestra sociedad. Y que su muerte le duela profundo y en el alma a tanta gente y que sus adversarios lo despidan con tanto respeto es parte fundamental de este país».