¿Quién le teme a Artistegui?
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24 marzo, 2015
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24 marzo, 2015
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Tiempo de lectura: 3 minutosLa periodista mexicana María del Carmen Aristegui transformó su despido de la empresa MVS Radio en el impulso inicial de una expresión colectiva a favor de la libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo. Juntó 100 mil firmas en menos de 24 horas.
Incluso los medios con mayor bagaje intelectual como La Jornada o Revista Proceso reconocieron la trayectoria de su colega y la forma en la que fue castigada. Las razones oficiales del despido responden a la asociación de la periodista a Méxicoleaks, una plataforma colectiva organizada para analizar datos y denunciar hechos de corrupción en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, existe otra razón que también podría haber pesado para que la familia Vargas, dueña de MVS haya tomado la decisión: la designación del ex asesor jurídico de la empresa, Eduardo Sánchez, como Jefe de Comunicación de la Presidencia mexicana. Una oportunidad para fortalecer lazos con el oficialismo sin ninguna fisura.
La periodista, que juntó 100 mil firmas de apoyo en 24 horas, ya había dado muestras de sus intenciones de trascender la lógica empresarial cuando en noviembre de 2014 presentó la investigación realizada por los periodistas de su equipo, Daniel Lizárraga e Irving Huerta, sobre la casa presidencial de Lomas de Chapultepec.
La investigación llevó ocho meses de trabajo e informó que la casa de Enrique Peña Nieto costó 7 millones de dólares y es propiedad de una de las empresas ganadoras de la licitación para la construcción del tren México – Querétaro, de estrecha vinculación al gobernante PRI.
La indagatoria periodística comenzó cuando la Revista Hola le hizo una entrevista a la esposa del presidente, quien se fotografió en la casa que abandonarían durante el sexenio de Peña Nieto para mudarse a Los Pinos.
Con toda la información sobre la casa del presidente -su costo y el hecho de que pertenezca a una constructora socia del Estado- Aristegui decidió compartir el informe con sus colegas, una forma de que la competencia empresarial no se vuelva en contra del periodismo. Al mejor estilo wikileaks, Aristegui acordó con La Jornada, Reforma y Proceso y les dio la información para una publicación en conjunto sin precedentes en México.
«Desde el año 2008 Carmen Aristegui conducía su programa Aristegui Noticias en MVS Radio. A las seis de la mañana su voz de campanita en el bosque, serena y alentadora, acompañaba al taxista, al médico, a la enfermera, al maestro, al obrero, al estudiante, al tianguista, a la madre de familia que lleva a sus hijos a la escuela, a la señora de las quesadillas, a la de la fonda, a la que se prepara para ir a misa, porque a Carmen Aristegui la conocemos todos y todos coincidimos en algo: Es honesta. Y eso, en este país, parece no tener perdón», señala un editorial de La Jornada publicado el domingo 22 de marzo.
Más allá de la ausencia puntual y de las diferentes opiniones que pueda haber sobre el estilo periodístico de Aristegui queda en el aire la posibilidad de lo colectivo y la chance de que al menos alguna otra vez – como Scherer García en los 70 – el silencio no sea la voz que impere.
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