El investigador Nicolás Iglesias dijo a Revista Martes que los católicos que participaron de la marcha del 8M sintieron vergüenza por la presencia policial. Además subrayó el desconocimiento que existe sobre el rol que las iglesias jugaron en la dictadura. Iglesias también habló de la senadora Verónica Alonso y el peso de lo religioso a la hora de votar. Iglesias es Licenciado en Trabajo Social de la Universidad de la República e investigador en teología y ciencias de la religión.

Son tiempos difíciles para matizar, marcar diferencias o evitar generalizaciones sobre las iglesias y las religiones.
Quizás por la matriz de muchos que desconocen la experiencia de la dictadura en relación al rol de las iglesias y tienen una visión muy mediada por la presencia de los sectores conservadores en lo social y lo político. En la construcción sobre la imagen del pastor o el religioso en Uruguay ha tomado más relevancia lo conservador. Tomando por ejemplo los policías frente a la Iglesia de El Cordón del viernes, la Iglesia Católica tenía en la dictadura a Monseñor Partelli escondiendo, protegiendo la vida y ayudando a salir gente y tenemos una imagen de una Iglesia que es protegida por policías, casi como un sin sentido, porque en esa misma Iglesia de El Cordón se salvaba la vida de personas que huían de la policía.
«En esa misma Iglesia de El Cordón se salvaba la vida de personas que huían de la policía».
El viernes se hizo una celebración ecuménica en la Iglesia Metodista, salíamos 150 personas de la Iglesia metodista, entre católicos y protestantes, a marchar en el 8M, fuimos bien recibidos por los colectivos feministas que estaban ahí y vimos lo de la Iglesia de El Cordón y no lo podíamos creer. Especialmente los católicos. Yo veía la cara de ellos, al ver que su Iglesia está con policías enfrente.
La reflexión de los católicos en la marcha, por lo que pude conversar con ellos, era que es mejor que te tiren bombas que poner policías y dar un mensaje que es opuesto al que la Iglesia está llamado a dar, que es de apertura, de misericordia, de dar la otra mejilla y buscar el diálogo. No con la policía, ni con la violencia. Los católicos que estaban ahí estaban indignados y avergonzados de la presencia policial en su Iglesia.
«Los católicos que estaban ahí estaban indignados y avergonzados de la presencia policial en su Iglesia».
¿Por qué cree que ocurrió eso con la imagen de la Iglesia? Parece que figuras como Pérez Aguirre, o toda la teología de la liberación nunca hubiese existido.
Se dan varias cosas, la fuerza de la teología de la liberación y la marca que dejó en la sociedad uruguaya era mucho mayor en los sesenta, setenta y ochenta que hoy porque las iglesias, las católicas, las protestantes y evangélicas han vivido un proceso por el que los sectores conservadores han ganado mayor poder y presencia. Hay una cuestión de cambio de peso específico. Por otro lado hay un desconocimiento, que es lo que yo veía en muchas mujeres jóvenes y lo conversábamos con Beatriz Benzzano, una ex monja que fue presa política, que es una de las mujeres denunciantes en la causa por abuso sexuales hacia las mujeres en dictadura y ella estaba en desacuerdo con la presencia policial pero también estaba en desacuerdo con que cantaran “Iglesia, basura, vos sos la dictadura”, ella decía “las personas que están cantando esto no saben nada de la historia de nuestro país”.
Además de ese desconocimiento se suman un montón de prejuicios que existen en este diálogo entre el sector religioso y feminista, que tienen razones reales porque es una verdad histórica que la iglesia católica y otras iglesias protestantes, durante mucho tiempo fueron y son legitimadoras de un sistema patriarcal y violento hacia las mujeres.
Cómo evalúa el ingreso de lo religioso al ámbito político partidario, como el caso del diputado Álvaro Dastugue o el vínculo entre la Iglesia y la senadora Verónica Alonso. ¿Es un fenómeno que llegó para quedarse?
Algunos hablan de una vuelta de lo religioso a lo público y otros de una mutación de lo religioso en lo público. Lo que está pasando en Uruguay es que grupos que antes no tenían una participación y un interés en tener una participación política partidaria visible ahora sí lo tienen y ese fenómeno de los conservadores religiosos actuando en política llegó para quedarse por lo menos un par de décadas.
«Ese fenómeno de los conservadores religiosos actuando en política llegó para quedarse por lo menos un par de décadas».
Sobre la estrategia electoral de Verónica Alonso creo que hay un error de cálculo, de cuánto va a poder crecer ella con su discurso tan religioso y radical. En Uruguay la lógica político partidaria está por encima de la pertenencia religiosa en la mayoría de las personas. La gente se orienta más por sus filosofías políticas que por lo que el líder religioso le diga que tiene que votar. Penar que en Uruguay se va a dar un efecto Bolsonaro de la noche a la mañana es no conocer la subjetividad y la idiosincrasia de la sociedad uruguaya y la fortaleza que tiene el sistema de partidos.
«La gente se orienta más por sus filosofías políticas que por lo que el líder religioso le diga que tiene que votar»
¿Cree que hubo un cambio en el discurso, a partir de la victoria de Bolsonaro?
La actitud política en relación al discurso
que tenía Alonso durante 2017 se había moderado, muchas veces negó su vínculo
con Misión Vida, dijo que no había hecho una alianza con el pastor Márquez y
después que ganó Bolsonaro entró en esa estrategia y vio una posibilidad de
crecer en su nicho político
Participación Social y Política de los Evangélicos
“Es una actividad abierta y gratuita que es bastante novedosa porque hay una mesa académica que aborda el tema de la participación política y social de los evangélicos desde un punto de vista teológico y de las ciencias sociales y después hay otras mesas que plantean otros ejes. Si la participación de los evangélicos es de izquierda o derecha, quizás para romper un poco esta idea más monolítica de que lo evangélico es lo conservador y marcar cuáles son las corrientes teológicas que derivan en diferentes tipos de ideologías políticas, dentro del sector evangélico, después dos pastores evangélicos con dos perfiles bien distintos, Ademar Olivera, Pedro Lapadjian y Guillermo Prein que es un pastor pentecostal argentino que quizás no cumple con alguno de los preconceptos que la sociedad ha ido generando sobre lo pentecostal. Va a estar Fernando Rodríguez que es director del INAU, que también es pastor evangélico y es del Frente Amplio y Ana María Ramírez que es del Partido Nacional que fue presidenta de la Asociación de Escribanos del Uruguay y está en la línea de Gerardo Amarilla. Va a ser una actividad que va a abarcar una pluralidad de voces dentro de lo evangélico”
