Este viernes concluyeron los funerales del presidente Jovenel Moïse en la comuna de Quartier-Morin, en el extremo norte del país, entre fuertes dispositivos de seguridad, protestas y reclamos de justicia para el mandatario.
Puerto Príncipe, 23 jul (Sputnik). «No queremos venganza ni violencia, pero si reclamamos justicia, justicia, justicia», dijo durante la ceremonia la primera dama Martine Ethienne, acompañada por varios familiares, pero con un discurso sereno y agudo. Sus palabras fueron contestadas por la multitud que participó en el velorio iniciado poco después de las 10.00, hora local (14.00 GMT), entre los que figuraban funcionarios gubernamentales como el recién instalado primer ministro Ariel Henry, y representantes de embajadas extranjeras.
El féretro fue cubierto por una bandera nacional y velado por seis oficiales de las Fuerzas Armadas vestidos de gala, mientras sobre el ataúd reposaba la Orden Nacional de Honor y Mérito, en grado de Caballero, la mayor distinción del país..
Poco después del inicio de la ceremonia religiosa, se escucharon fuertes disparos en los alrededores de la villa privada, situada en las afueras de la segunda ciudad del país, y capital colonial de Haití.
La delegación de Estados Unidos, encabezada por la embajadora ante la ONU Linda Thomas-Greenfield, además del principal asesor del presidente Joe Biden para América Latina, el director senior para el hemisferio occidental, Juan Gonzales, y el recién nombrado enviado especial de Washington a Haití, abandonaron las honras fúnebres.
Tras la ceremonia religiosa y los honores militares, la viuda Martine Ethienne aseguró que Moïse fue víctima del «sistema podrido e injusto del que nadie antes que él estaba dispuesto a hablar», aunque señaló que el pueblo ya abrió los ojos.
«Los oligarcas ganaron la batalla, pero la guerra no ha terminado», y criticó que Moïse fue «abandonado y traicionado», mientras los conspiradores están cómodamente caminando por las calles, están con nosotros en el funeral, manifestó enfática.
La ceremonia de inhumación ocurrió lejos de las cámaras de periodistas, y el gobernante fue enterrado junto a su padre en una capilla situada en las áreas de la residencia familiar.
Moïse ascendió al poder en febrero de 2017, tras un convulso proceso electoral que fue anulado en 2015 y repetido al año siguiente, y en el cual solo votó el 20 por ciento del padrón.
Su gestión estuvo marcada por intensas protestas antigubernamentales y una crisis política, económica y social, que deterioró los principales indicadores del país.
El magnicidio agudizó la situación, pues antes de su muerte la Asamblea Nacional (Parlamento) solo contaba con 10 senadores y ningún diputado, mientras el poder judicial había perdido a su presidente René Sylvestre, y a casi la mitad de los jueces.
El exjefe de Estado murió por 12 disparos en su residencia de Puerto Príncipe, en un ataque en el cual resultó herida su esposa Martine.
Por los hechos, la Policía apresó a 26 personas, de ellas 18 colombianos, y a uno de los presuntos autores intelectuales, el médico Enmanuel Sanon.
Sin embargo, para la población y algunos miembros del Gobierno, los verdaderos responsables del asesinato aún no fueron detenidos. (Sputinik)