Revista Martes conversó con Jimena Folle y Diego Ruete sobre su libro Educocina, una forma de emprender un camino hacia una alimentación saludable. En esta primera entrega les contamos qué nos dijo la asesora pedagógica Jimena Folle sobre la forma en que los padres asumimos nuestro rol.
¿Cuál fue la primera reacción ante la publicación del libro Educocina?
La gente cuando lo mira a Diego Ruete piensa que es otro libro de recetas y cuando lo empieza a leer ve que es un libro de educación, que está queriendo decir mucho más. La excusa para poder hablar en cuestiones que hoy están en jaque que tiene que ver sobre cómo nos estamos parando los adultos frente a la infancia, fue la cocina y la huerta.
Si algo tan tangible como la alimentación, y de consecuencias tan claras como es la salud de nuestros hijos, se nos pasa por alto y hacemos las vista gorda, qué pasa con todo lo otro que no es tan tangible, con el desarrollo emocional, con los vínculos, con qué estoy haciendo yo con mi hijo o si estoy haciendo todo para mi hijo pero nada junto con él. Hablamos de la huerta, hablamos de la cocina, pero simbólicamente estamos hablando de qué estamos haciendo los adultos frente a una infancia que no es visible, la palabra en latín proviene de infans, los “sin voz.”
«Hablamos de la huerta, hablamos de la cocina, pero simbólicamente estamos hablando de qué estamos haciendo los adultos frente a una infancia que no es visible»
Hay mucha fragmentación y superposición de las tareas en la vida cotidiana ¿cómo generar un tiempo para dedicarle a la cocina, sin estar con el celular pendiente de otras tareas?
El tema es qué decisiones tomo cuando estoy en mi casa. Estos papás que tenemos este estilo de vida actual tenemos una tendencia al egoísmo a lo que me hace bien y también ‘yo tengo que tener un tiempo para mí’, y ahí es donde nosotros decimos ‘está bien, pero desde el momento en que tomaste la decisión de tener un hijo vas a postergar un montón de cosas, no vas a ir al gimnasio, no vas a ir a la peluquería, no vas a ir a ver el partido de fútbol todos los domingos con tus amigos. Son opciones que tenemos que tomar.
No creemos que el problema sea el tipo de vida que tenemos los padres, el problema está en lo poco creativos que hemos sido para que con esta vida y con este sistema laboral que tenemos, no hayamos dispuesto el tiempo que nos queda llibre para las cosas importantes. No hemos sido creativos y además se nos bombardea, se nos hace creer que hay cosas en la infancia que son importantes, cuando si miramos el ámbito académico vemos que no lo son.
«No creemos que el problema sea el tipo de vida que tenemos los padres, el problema está en lo poco creativos que hemos sido»
Hay un discurso hegemónico que atribuye a una externalidad todas las responsabilidades que uno tiene, entonces uno se termina liberando de lo que en realidad son las oportunidades que tiene para hacer algo bueno
No nos damos cuenta que tenemos esa oportunidad. Los papás, hoy tercerizamos el servicio en muchísimas funciones. ´No tengo tiempo para leerles, pero vendrá una fonoaudióloga que después le enseñe hablar´, nos complicamos la vida porque no hicimos lo que tenemos que hacer en el momento en que teníamos que hacerlo, porque nos costó frustrarnos, postergarnos, dejarnos de lado para estar disponibles emocionalmente para nuestros hijos.
«Los papás hoy tercerizamos el servicio en muchísimas funciones. ´No tengo tiempo para leerles, pero vendrá una fonoaudióloga que después le enseñe hablar´»
¿Qué tiene de particular la comida como herramienta educativa?
Entendemos que la alimentación es un juego con tu hijo, tú podrías estar jugando con tu hijo y a la vez ocupándote de tener una alimentación mejor. Hay miles de posibilidades que la cocina nos brinda como espacio de juego junto a nuestros hijos. No decimos que no comamos milanesas, decimos que lo acompañemos con verduras frescas. Un niño de tres años perfectamente puede cortar un morrón, si cortamos bastoncitos y hacemos un dibujo con ellos, tenemos resuelto el juego, el tiempo de acompañamiento con ellos, lo que les decimos es miren la herramienta cocina y comer, porque estamos obligados a hacerlo los privilegiados de la sociedad que podemos comer cuatro veces al día. Miren con otra cara, sean más creativos dedíquenle otro tiempo.
En el libro se hace hincapié en conocer los procesos, saber de dónde vienen los alimentos
Diego en realidad empieza con esta preocupación al inicio de esta acción que empezó a desarrollar, porque veía la desconexión que tenían los niños en referencia a la tierra, como espacio natural era algo distante y desconocido para ellos. El origen de los alimentos y conocer qué proceso había que hacer para llegar a tener sobre la mesa una manzana; eso, un niño lo desconoce. Tiene que ser parte del proceso porque queremos que sean adultos críticos capaces de decidir qué es comida y qué es plástico.
¿Se puede comer sano por poco dinero?
Sí, el tema es que estamos como empujados a consumir una cantidad de comida que aparece como barata, que facilita en el contexto de falta de tiempo y si no tengo una explicación o un acompañamiento, no podemos tomar una decisión adecuada. Hay determinada comida que vamos a comprar por necesidad económica o de tiempo que no es lo mejor para consumir, no tiene nada de malo, pero tenemos que saberlo. También tenemos que saber que con poca plata y un poco de idea hay una cantidad de cosas que sí podemos hacer, que son naturales y que encontramos en cualquier verdulería.
«Tenemos que saber que con poca plata y un poco de idea hay una cantidad de cosas que sí podemos hacer, que son naturales y que encontramos en cualquier verdulería»
El libro también da pautas para comprender los etiquetados
Están hechos para que no los entiendas, porque si los entendés decís, ‘yo no puedo estar comiendo esto’. El impulso de la góndola nos lleva a agarrarlo, pero si pudiéramos frenar ese impulso, leer y entender no se lo daríamos a nuestro hijo, porque es como darle veneno en cuotas.
También traen pautas de qué pueden hacer los niños a las diferentes edades
Estamos avasallados por la información que nos llega, leemos las primeras tres oraciones y está buenísimo ver cómo las investigaciones científicas son tomadas por el marketing para hacernos creer que necesitamos algo para nuestros hijos. Es muy importante no leer las tres primeras líneas. Por un lado no tenemos la información adecuada y por otro los papás hemos anestesiado nuestra capacidad de percibir lo que el niño nos dice. El niño no tiene voz, ese es el nombre que le pusieron pero los que trabajamos en primera infancia sabemos que hay una cantidad de formas de comunicarse. Hay una cantidad de cosas que tenemos que saber percibir de nuestro hijo para empujarlo y animarlo a más o darle un poquito menos porque todavía no. Hay falta de información y hay falta de sensibilidad para percibir qué es lo que nos dice el niño de que es capaz de aprender.
«Los papás hemos anestesiado nuestra capacidad de percibir lo que el niño nos dice»
¿Cómo ves al gobierno en sus políticas alimentación saludable?
Ha hecho algunas cosas, la campaña contra la sal, también regular en la escuela lo que pueden vender las cantinas, aunque no está del todo implementado. Diego hace acciones de manera gratuita en escuelas desde hace muchos años y esto no se ha sistematizado ni se ha incorporado. Los comedores son como un momento aparte de lo educativo, no hay una política consistente.