Juan Sartori: el jugador inesperado

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Revista Martes conversó con el jefe de Campaña de Juan Sartori, quien habló de los movimientos tácticos y estratégicos y las claves fueron convirtiendo al nuevo candidato en el blanco con mayor proyección en la interna del Partido Nacional.


A eso de las seis de la mañana comienzan a llegar a la sede de Plaza Independencia los primeros integrantes del equipo, un edificio de tres  pisos dedicado a la campaña, adentro funciona un call center, el equipo de comunicación y prensa, analistas, consultores y los responsables de las diferentes áreas de militancia y logística.

Todavía hay espacios que se están acondicionando para el funcionamiento de los órganos del sector, “acá va a funcionar la juventud”, comenta a Revista Martes el Jefe de Campaña de Juan Sartori, el economista Pablo Viana, mostrando una amplia sala del edificio en la que se está cambiando la moquete. El mensaje es que Sartori llegó para quedarse, por eso se plantean dos objetivos ganar la interna y marcar presencia en el Partido Nacional. Viana habla con el mismo entusiasmo de lo uno y de lo otro.

El ambiente tiene un aire de festejo, o al menos de satisfacción por el trabajo realizado. En tres meses de campaña dejaron al candidato cerca del segundo lugar, con entre un  16% y un 21% y además lograron transformar la imagen de Sartori, de un desconocido magnate ruso-uruguayo a un precandidato del Partido Nacional, que pelea de igual a igual en la interna blanca y que puede ganar.

La primera movida de Sartori fue respetar las reglas de juego, con la inscripción del sector Todo por el Pueblo-de Alem García como plataforma de su candidatura con todos los requisitos formales reclamados por el Partido, en cuanto a movilización, estructura y aportes. Pese a que se manejó la posibilidad de enviarlo a una comisión de ética del Partido por su postulación, al cumplir con los requisitos formales y los plazos, no había nada que reprochar.

Otra de los vientos que jugó a su favor fue la reacción que tuvieron sus contrincantes nacionalistas, particularmente en el sector de Jorge Larrañaga donde la contundencia del rechazo a su candidatura reveló su potencial como rival.

En un principio, ese potencial estaba vinculado netamente a su poder económico, eso lo diferenciaba de otros militantes desconocidos que se embarcaron en la precandidatura, como Carlos Iafigliola, pero a medida que fue pasando el tiempo, el precandidato logró recostarse sobre otras características.

Consciente de que en Uruguay no funcionan los Trump, ni lo Piñera, Sartori centró su discurso y su acción en la escucha, el contacto con la gente y la referencia constante a algo así como un sentido común uruguayo, que poco a poco lo fueron metiendo en la campaña como un personaje autóctono.

Lo que sigue es un resumen del diálogo mantenido con su jefe de campaña Pablo Viana.

¿Cómo lograron transformar la imagen de Sartori de un millonario desconocido a un precandidato del partido nacional?

Hay  un punto de partida que es importante, que es una etapa previa de analizar la realidad uruguaya, qué piensa la gente, qué busca, cuáles son sus expectativas, cuáles eran los puntos débiles o valores negativos dentro de la política y así mismo cuál era su perspectiva de país presente y futuro.  En ese marco, nos parecía que el perfil de Juan podía calzar muy bien porque era un uruguayo que se fue muy chico para el extranjero, que tiene una historia muy interesante, con su madre yéndose al exterior para salir adelante, porque en Uruguay no encontraba las oportunidades de poder estudiar y avanzar en su carrera profesional y le va abriendo camino a sus dos hijos en ese periplo. Y también el regreso de Juan, habiendo hecho su carrera universitaria crea su primer negocio de fondos de inversión a los 22, un tipo muy joven con capacidad de poder generar confianza en terceros que le daban sus ahorros o su capital para que él pudiera multiplicarlo o producir riqueza. Aunque hoy en día culturalmente suena mal o es políticamente incorrecto, parece que la riqueza es algo que a uno lo vuelve impuro, en realidad es el motor del desarrollo en muchos sentidos. Juan por su modo de ser encajaba muy bien con este perfil que el uruguayo hoy busca.

“Aunque hoy en día culturalmente suena mal o es políticamente incorrecto, parece que la riqueza es algo que a uno lo vuelve impuro, en realidad es el motor del desarrollo en muchos sentidos»

¿Cuáles fueron los aspectos negativos con los que se encontraron?

Hay algunos modelos en la cabeza, la idea de que un empresario está muy lejos del pueblo y además que no solo era empresario, sino que era multimillonario y extranjero. Había muchos desafíos de cómo hacer para que ese perfil fuera aceptado y ahí contribuyó mucho ese estudio previo que se hizo, nos dio  un montón de variables, de cómo abordarlas. Fue un trabajo  estadístico que se hizo durante dos meses, realmente muy profundo con mucho dato, que luego nosotros en nuestro plan de estrategia fuimos previendo,  estas etapas que para nosotros estaban como muy previstas. Este milagro que muchos ven que dicen como este loco que no era nadie en tres meses está compitiendo en la primera liga de la política uruguaya, es algo que estaba previsto.

«Este milagro que muchos ven que dicen como este loco que no era nadie en tres meses está compitiendo en la primera liga de la política uruguaya, es algo que estaba previsto».

¿Cuál es el peso de la estrategia de comunicación en este avance de Sartori?

Tiene un gran peso la estrategia de comunicación, las pautas televisivas, la big data, las redes sociales y eso se termina de cimentar con esta gran gira de Sartori Escucha en la que recorrió más de 230 localidades, con un éxito impresionante. Cuando nosotros hicimos esa recorrida percibimos muy poca resistencia y una magia muy especial donde la gente pasaba de un conocimiento vago a través de los medios a un proceso de conocerlo y de enamorarse de una figura a la que tal vez no estaban convencidos de darle su voto, pero que empezaba a caerles simpática.

Unas de las críticas que recibió Sartori fue que afectaba la democracia que alguien nuevo  intentara ingresar a la dirigencia política, utilizando sus propios recursos.  

Es una estructura estamentada y rígida muy impermeable a que nuevas figuras puedan ascender o tener cargos de cierta decisión. Hay un techo que Juan con mucha habilidad, logra romper y un poco obliga al sistema político a reacomodarse frente a una figura que hoy aporta mucho al Partido Nacional, lo hace crecer, mejora su imagen, hay mucha gente que antes veía con recelo al partido y quizás hoy lo ven con un poco más de confianza.  

Parecería que hoy la democracia en general empieza a hacer agua, estamos de acuerdo que es el mejor sistema encontrado, pero por ser creación humana no carece de fallas. A mí me gustaría mucho que quienes tienen algún cargo de dirigencia, piensen la democracia como un medio y no como un fin. No es algo que me abrazo y me aferro para conservar mis privilegios en detrimento de los demás. Con Juan lo que queríamos lograr es hacer válido que cualquier ciudadano de este país con ganas de aportar pueda tener la oportunidad dentro de las estructuras políticas de hacerlo y eso fue lo que logramos. Rompiendo la idea de que la democracia tiene que ser llevada por unos pocos iluminados


«A mí me gustaría mucho que quienes tienen algún cargo de dirigencia, piensen la democracia como un medio y no como un fin. No es algo que me abrazo y me aferro para conservar mis privilegios en detrimento de los demás»

La realidad es que la maquinaria política necesita recursos, a muchos de los que critican la inyección de dinero, que en cierta forma esta campaña tiene su éxito por el dinero que tiene detrás, yo les pediría que hicieran la cuenta desde que esa persona entró en política hasta el día de hoy cuánto han gastado o invertido, seguramente nosotros hayamos puesto bastante menos dinero que ellos. Trabajamos optimizando mucho los recursos, sabemos dónde está el éxito para poder masificar la imagen de Juan, cuáles son los nichos donde tenemos que invertir.  Venimos con una mente muy de la empresa, de la eficiencia de los recursos. Nos gustaría que ese modelo de eficiencia poder llevarlo a la órbita del estado.

«Trabajamos optimizando mucho los recursos, sabemos dónde está el éxito para poder masificar la imagen de Juan, cuáles son los nichos donde tenemos que invertir».


¿Existe un gasto óptimo o cuánto más inversión mejores resultados?

Es una cuestión medida y justa. Hay que irla recalibrando siempre porque la opinión pública es algo muy fluctuante también, lo que nosotros queremos lograr es que esa simpatía por Juan se traduzca en votos. Hemos hecho un gran esfuerzo en ir armando estructura, que es algo que el partido nos ha negado hasta ahora, hemos tenido que procurar nuestro espacio solos. La gente que está con nosotros muchos ya son militantes y voluntarios para otros es un trabajo por lo que procuramos que sea bien pago, que tengan las leyes sociales al día, que esté todo ordenado. No sé si otros colegas tienen todos sus gastos sociales en orden.

¿Qué es lo que más te preocupa de la candidatura?

Lo que nos pasa es que en una sociedad tan cerrada y chica como la uruguaya, muchas veces gente que en lo privado  te dice esto me parece fantástico le cuesta dar ese paso en público, por compromisos, por un montón de cosas. No es un problema porque si el día de mañana Juan se perfila como el candidato, nadie más va a poder discutir su legitimidad, pero mientras tanto hay muchas cosas que tenemos que hacer por lo bajo. Encontrarnos con mucha gente y debatir de muchos temas y armar nuestro programa de gobierno con un montón de intelectuales de primera línea, que algunos estarían  dispuestos a salir en los medios y otros quizás no tanto por miedo, vergüenza o el qué dirán. Es una característica de nuestra sociedad que es un poco rígida y muy de señalar y de prestarse a escarnios públicos.

«Muchas veces gente que en lo privado  te dice esto me parece fantástico le cuesta dar ese paso en público, por compromisos, por un montón de cosas»

¿ Cuál es la clave para transformar la simpatía por Sartori en votos concretos?
Hay una variable que es el tiempo y es contra lo que estamos corriendo. La permanencia de Juan en el concierto político y cuánto podemos aprovechar el tiempo que nos queda de acá a junio. Juan tiene que seguir caminado el país que la gente lo conozca, que pueda chalar con él y darse cuenta de que es un tipo de carne y hueso. Estoy convencido si seguimos con la tendencia que venimos desde diciembre hay altas chances de lograr un resultado positivo.

«Si el día de mañana Juan se perfila como el candidato, nadie más va a poder discutir su legitimidad, pero mientras tanto hay muchas cosas que tenemos que hacer por lo bajo».

¿ Cómo es vínculo con el candidato a la hora de definir acciones de campaña?

Juan es hiperactivo, es un tipo con una dinámica y una potencia, súper movedizo y crítico que está todo el tiempo pendiente del aprovechamiento del tiempo. De cuantas cosas puede hacer durante el día, de la productividad. Eso obliga a que muchos del equipo tengan que ir acompasándose a ese ritmo que no es nada fácil. Es un tipo que duerme tres o cuatro horas por día y a las cinco de la mañana ya te está llamando, ya está con las noticias, hablando a Europa y termina a las doce de la noche. Es un tipo que hace 25 cosas por día con una eficiencia increíble, sin nosotros logramos llevar esa dinámica a lo público vamos a lograr resultados muy buenos con cierta rapidez.

¿Pero es capaz de aceptar algo de lo que no esté muy convencido?

  Si en el equipo hay consenso de que debe hacer tal cosas, se apresta a eso, no deja de dar su opinión pero es capaz de mantenerse en el molde porque sabe que es por su bien y por el bien de la campaña, también es súperdisciplinado con el mensaje. Si fuera por él ya estaría dando ahora todas las propuestas del plan de gobierno, pero hay una estrategia y hay etapas que hay que cumplir. Se muerde un poco la lengua pero aguanta y sigue adelante.

Se ha participado al público de las diferentes etapas de la campaña, en cierta forma es una novedad aquí.

Sí y es genuino. Realmente esta gira de Juan Escucha fue un recurso para Juan muy importante. Él acepta y dice ‘he estado en Uruguay lo últimos 10 años una semana al mes’. Hay mucha cosa que no conozco que no he visto, la leo en los diarios pero no la he visto con mis ojos, este cara a cara con la realidad para él y para el equipo  ha sido muy enriquecedor y  para todos los que estamos en su entorno. Es un proceso  muy participativo donde la gente tiene mucho que ver, no es un producto que nosotros armamos de acuerdo a algunas estadísticas. Si logramos la gracia de estar en un cargo de confianza de la gente a través del voto, también va a ser así. No hay mucha consciencia de que lo público es de todos y el mejor lugar donde puede estar un recurso en es el bolsillo de la gente. Ya que tiene que aportarlo, nosotros tenemos la responsabilidad de cuidarlo, de devolverle seguridad, empleo, promoción del país. Juan tiene mucha capacidad para liderar un equipo que pueda lograr estos objetivos y de una vez por todas llevar a Uruguay donde tiene que estar.

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