Denisse Legrand: “En seguridad, no podemos dejarnos llevar por caprichos”

Tiempo de lectura: 3 minutos Revista Martes habló con Denisse Legrand, responsable del proyecto Nada crece a la sombra, un proyecto socioeducativo que hace cinco años trabaja en las cárceles uruguayas. «La gente siente que cuanto más presos haya mejor y cuanto peor estén, mejor», señaló.
Foto: Nada Crece a la Sombra

Nada Crece a la Sombra nació en 2014, a raíz de la campaña contra la reforma de la Constitución para bajar la edad de imputabilidad y desde el comienzo buscó ampliar sus horizontes y abarcar más áreas de trabajo en el sistema penitenciario.

Según contó a Revista Martes una de sus responsables, Denisse Legrand, un disparador para volver a trabajar con adolescentes, fue la difusión del video que culminó con el procesamiento de varios funcionarios de INAU, donde se evidenciaban malos tratos.

En 2018 volvieron a trabajar en Comcar, donde se realizan cinco talleres en el módulo 3 y en el módulo LGTB de música, teatro, radio, cine y audiovisual, fútbol y juegos.

Uno de los puntos fuertes del trabajo multidisciplinario del equipo es que las propuestas que se plantean son evaluables lo que permite identificar aspectos que hay que cambiar y a su vez plantar proceso de largo plazo.

Foto: Nada Crece a la Sombra

“Muchas veces se piensa en qué me llevo de los talleres, pero nosotros pensamos en qué es lo que les dejamos a ellos”, señaló Legrand.

Las propuestas fueron bien recibidas por el Ministerio del Interior, que recién el año pasado comenzó a volcar presupuesto para el proyecto.  Concretamente se trata de diez talleristas que ganan 16 mil pesos en la mano, por un trabajo de ocho horas, de lunes a viernes.  

“Nosotros no estamos de acuerdo con que estas actividades sean voluntarias, creemos que tenemos que trabajar con la mayor espalda posible”, explicó Legrand y recordó que en los primeros años de trabajo de la organización el proyecto no representó ningún costo para el Estado.

«Nosotros no estamos de acuerdo con que estas actividades sean voluntarias, creemos que tenemos que trabajar con la mayor espalda posible»

Consultada sobre la principal necesidad de las personas privadas de libertad, Legrand consideró que lo que más necesitan son actividades, dado que son víctimas de un ocio impuesto, en un ambiente difícil, propicio para la violencia, pero aseguró que es posible crear otras condiciones: “Estamos convencidos de que es posible lograr una rutina alternativa”.

Legrand agregó que la organización trabaja sobre el delito en sí, “para que ellos asuman el daño que han hecho y tratamos de generar condiciones para que no sigan violentando”.

En cuanto a cómo es recibido el discurso de la organización en una sociedad que se jacta de la cantidad de presos que tiene,  Legrand planteó que ellos están trabajando en políticas de seguridad: “La gente siente que cuanto más presos haya mejor y cuanto peor estén mejor. Se habla mucho de cómo hacer para tener más presos, pero ya se ha demostrado que esa no es la solución”.

Además señaló que es importante actuar en función de políticas establecidas con consideración del territorio-que en nuestro país no es tan grande- y las diferentes condiciones sociales y de seguridad de los distintos lugares y los delitos a los que están expuestas las diferentes personas.

«La gente siente que cuanto más presos haya mejor y cuanto peor estén, mejor»

“Hay que trabajar más seriamente sobre esas políticas porque la seguridad es tan todo que al final termina siendo nada,  a veces se actúa por capricho y en seguridad no podemos dejarnos llevar por un capricho”, agregó.

Por otra parte hizo hincapié en el rol que es necesario jugar para alejar a las personas del delito. En ese sentido dijo que es tiempo de reconocer que los sistemas formales no logran retener a algunos jóvenes, brindarles un sentido a su vida, sino que más bien los expulsan, mientras que organizaciones delictivas- y no solo del narcotráfico- sí aportan ese reconocimiento y espacio social y ese sentimiento de identidad y puso como ejemplo las pandillas en Estados Unidos y centroamérica.  

“Estamos haciendo políticas de seguridad, no es que los sacamos mentalmente un ratito”, agregó

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