Argentina: El futuro de la alianza K

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Días después del resultado electoral, los Fernández se enfrenan en una contienda directa, pero con el desafío de recomponer el vínculo para sostener la alianza, de cara a las elecciones de noviembre. El oficialismo perdió una oportunidad única para solucionar sus diferencias en las elecciones primarias del pasado domingo. Varios politólogos analizan la crisis y el futuro del oficialismo en Argentina.

Foto: Senado de la Nación Argentina
Foto: Senado de la Nación Argentina

Ana Delicado Palacios

Buenos Aires, 17 sep (Sputnik).– Se conoce como el juego del gallina. Dos automóviles se dirigen uno hacia el otro a toda velocidad a la espera de ver quién es el primero en dar un volantazo y evitar la colisión.

Estas ínfulas peligrosas son las que han exhibido ante toda la sociedad argentina la vicepresidenta Cristina Fernández y el jefe de Estado, Alberto Fernández. A tres días de un resultado adverso del oficialismo en las elecciones primarias, cinco ministros leales a la exmandataria (2007-2015) presentaron públicamente sus renuncias. El presidente se enteró, a través de los medios, de la felonía de su ministro del Interior, Wado de Pedro, cuya iniciativa seguirían otros cuatro ministros.


La escalada de hostilidades prosiguió al día siguiente, cuando el jefe de Estado, humillado en su investidura presidencial, advirtió en las redes sociales que la gestión de Gobierno proseguiría según su voluntad, dado que él había sido electo mandatario.

No terminaba la jornada cuando la vicepresidenta respondió con una larga carta, en la reprochó el ajuste fiscal ejecutado por el Gobierno, demandó un aumento de la inversión pública y reclamó cambios en el gabinete.

El silencio reina desde entonces. El presidente define en estas horas los cambios que se resistió a efectuar en los últimos días, urgido por la número 2 del Ejecutivo, mientras el país asiste incrédulo a este duelo de vanidades que ha convertido en un paso de comedia el nombre de la coalición gobernante: Frente de Todos.

«Estamos viendo el derrame de las tensiones que no pudieron ser controladas y que se advirtieron en la última carta de la vicepresidenta», explica a la Agencia Sputnik el politólogo Santiago Rodríguez Rey, especialista en comunicación política, al plantear este juego del gallina entre ambos gobernantes.

El oficialismo perdió una oportunidad única para solucionar sus diferencias en las elecciones primarias del pasado domingo. En vez de consultar a los electores sobre el rumbo que debía seguir, presentó listas consensuadas en casi todos los distritos del país, como si fuera un partido, y no una alianza.

«Este nivel de tensión no parece justificarse luego del discurso del presidente tras la derrota electoral, pero evidentemente las diferencias deben ser mucho mayores y llegaron a este punto de no retorno», señaló Rodríguez Rey. «Tenemos una crisis del partido de Gobierno que no está funcionando como una coalición, en las que sus líderes no están negociando, no hay reglas dentro de quién es el líder o como se dirimen las disputas».

FUTURO DE LA ALIANZA

En plena zozobra política, es difícil vislumbrar cómo continuará la relación entre ambos dirigentes. Según la carta de la vicepresidenta, «con un objetivo en común claro, la relación se recompone», asume Rodríguez Rey. Pero ha quedado expuesta la fragilidad de la coalición, que ahora debe recuperar la credibilidad ante su electorado.

«El problema, al haber manifestado estas tensiones tan públicamente, es si la recomposición de ese vínculo tiene algún respaldo público, si tiene algún efecto real, y si es creíble, porque antes el argumento era ‘Con Cristina no alcanza y sin Cristina no se puede’ y por eso se sumó a Alberto al espacio», reflexiona el politólogo.

Este especialista estima que se necesitan «muchos gestos políticos que hoy son muy caros para que sea creíble esa recomposición».

Otro politólogo, consultor y docente en la Universidad de Buenos Aires (UBA), Facundo Cruz, ve muy difícil el riesgo de fractura. «A nadie del Frente de Todos le conviene, y mucho menos antes de noviembre, pues no se repartieron los cargos aún», señala en diálogo con la Agencia Sputnik, en alusión a las elecciones legislativas que se celebrarán ese mes, cuando se renovarán un tercio de los escaños del Senado y la mitad de los de Diputados.

Este argentino compara la coalición de Gobierno con una mesa redonda de tres patas que se necesitan mutuamente para no caer. Además de Cristina y Alberto Fernández, sostiene la alianza el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, que todavía no tomó posición pública.

«Cuando los objetivos políticos no se empiezan a lograr, una de esas patas incómodas empieza a expresar sus diferencias», plantea Cruz. «Los disensos estriban no en los objetivos, sino en el camino para alcanzarlos, con Cristina que quiere llegar por la línea más directa y rápida, y el peronismo tradicional, representado en Alberto, que busca caminos más largos y no tan veloces que requieren decisiones más duras».

En ese marco, el presidente asumió como parte del mismo proceso electoral las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) y las legislativas de noviembre, mientras su vice quiere reaccionar ante la primera derrota con un cambio de gabinete y del esquema de poder.

Con su carta, la exmandataria demostró que una de sus prioridades es sostener su base electoral, «lo que considera su legado político, sus principales apoyos», añade Cruz.

El nuevo gabinete que presentará el presidente puede servir como punto de inflexión. Se comprobará, en menos de dos meses, si la sociedad los acompaña. (Sputnik)


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